Pablo es un niño inquieto, alegre, juguetón y menudito de 5 años. Llegó a Casa San José un día antes de la Navidad del 2011, por extravío, ya que había sido encontrado en la calle. Pablo contaba que pasaba temporadas con la mamá y su padrastro. Éste lo maltrataba físicamente, y acababa echándolo de la casa. Otras temporadas las pasaba con las tías paternas, quienes lo cuidaban y lo querían.
Después de la
investigación social se pudo conocer que la mamá y el padrastro de Pablo tienen una relación
muy inestable, se dedicaban al consumo
de bebidas alcohólicas y frecuentemente llevaban a Pablo con las tías paternas
de donde la madre se olvidaba recogerlo. Al ver toda la inestabilidad familiar,
decidimos buscar a la familia paterna, tomando contacto con la tía Silvia, que
vive en Argentina, y ella expresó su deseo de poder hacerse cargo de Pablo.
Mientras
tanto, en Casa San José el niño demandaba cariño, abrazaba a las educadoras y
buscaba que le dieran besos mostrando su necesidad de la presencia de la figura
materna que le diera cariño, atención y protección. A Pablo le gustaba aprender
y ayudar, además de jugar. Le gustaba ser reconocido por sus actos siempre que
ponía mucho esfuerzo a lo que hacía, fuese pelar guisantes en la cocina o hacer
sus dibujos en el taller de arte. Le
gustaba ver y observar las cosas, preguntando en todo momento qué era y para qué
servía cada cosa; intentaba ser responsable, buscando en todo momento la
aprobación de los demás.
Pasó
por un momento difícil cuando la mamá le dijo que no podía hacerse cargo de él y
que se iría con una de sus tías. La mamá le recordó los malos tratos que el
padrastro le daba a Pablo, y ese día quedó muy triste y desilusionado. Pero
como a partir de ahí visitamos más a las tías con él, se hizo esperanzas de
vivir con ellas.
La
sorpresa más bonita para Pablo fue cuando llegó su tía Silvia de Argentina
junto a la abuela de Pablo. Él las abrazaba y la tía le dijo a Pablo que lo recogería
y se irían. A pesar de que la mamá en un inicio se oponía a que se lo llevaran,
en pocos días indicó que estaba dispuesta a firmar el documento para que Pablo
viajara con la tía.
Para
esto Casa San José acompañó a la tía durante todo el proceso de trámite. Primero
se logró sacar la cédula de identidad de Pablo, luego se acompañó a la tía
durante todo el trámite de guarda temporal con la abogada, y el documento de
Medida de Protección emitido por la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, que sirvió
para sacar el permiso de viaje para Pablo.
El
día que la tía vino a recoger a Pablo, él estaba muy feliz; lo demostraba con
una sonrisa tierna y picarona. Ahora Pablo esta en Argentina con la tía paterna
y vuelve a tener una familia que lo quiere.
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