El mejor favor que podemos hacer a los que viven con nosotros es aprender a conocernos bien a nosotros mismos. El esfuerzo introspectivo (preguntarme cómo soy, qué me mueve, qué me irrita, por qué, qué experiencias me han marcado en la vida…) no es un acto egoísta de auto-contemplación. Es un deber responsable para con los que conviven a mi alrededor. Cuanto más me conozca a mí mismo, mejor equipado estaré para reconocer mis limitaciones, mis debilidades, para analizar bien mis reacciones, mi comportamiento en grupo, en definitiva.
Martí Colom
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