En los pasados meses de julio y agosto, como cada año, nos visitaron desde Barcelona los jóvenes de la Asociación Sonríe y Crece, con su hermosa labor de voluntariado en la República Dominicana. Por las mañanas dan clases de refuerzo escolar a los niños con más necesidad de Sabana Yegua, y por las tardes organizan elaboradas actividades de educación informal, el juego con valores, y la formación de monitores.
Os queremos hacer llegar un extracto de su reflexión final de este pasado “verano".
«Si algo hemos aprendido con seguridad es que para
enseñar se necesita paciencia y dedicación. Sorpresa fue la de los primeros
días cuando te das cuenta que de toda la clase que tienes delante, posiblemente
más de un 95% de chavales lo único que necesitan es que les hagas un poco caso,
que los escuches. Si tenemos dos orejas y una boca es porque debemos escuchar
el doble y hablar la mitad.
Sabana Yegua nos ha
brindado paulatinamente la oportunidad de conocer la realidad de las familias,
más desestructuradas que estructuradas, donde la normalidad es más parecida a
nuestra anormalidad, y es que tener cuatro hermanos, todos de padres distintos
y vivir en casa de un padre que no es el tuyo, aquí es lo más habitual.
Hemos comprobado que el
amor y el apoyo al hijo por parte de los padres es esencial, que en la calle se
pueden aprender muchas cosas, pero el papel del padre y la madre no puede ser
sustituido por otras figuras. Todo niño necesita ser regañado si hace algo mal,
pero igual o más importante es que sea escuchado y felicitado por lo que hace
bien. Haciendo referencia más directa ahora a las clases de la escuelita, hemos
llegado a la conclusión de que los niños a los que sólo regañas no funcionan,
se frustran, se derrumban, pierden las ganas de aprender, y dejan perder su
futuro por culpa de un presente que los estanca; en cambio, lo que llamamos
“refuerzo positivo” funciona a la perfección.
Lo que nos queda clarísimo
es que hay frases que nunca se pueden decir a los niños: "tú no sirves
para nada", "no llegarás nunca a ninguna parte", "eres un
desastre trabajando", "tú nunca harás nada bien"... A todo niño
se le deben abrir puertas y no cortar las alas cuando todavía les están
creciendo. Les tenemos que hacer soñar y que aprendan a luchar por lo que
quieren conseguir, todo esfuerzo tiene su recompensa. Dejarles claro que las
únicas barreras que tienen son las que ellos mismos se ponen.
Acabamos esta reflexión
remarcando también que no dejaremos de esforzarnos para que todo niño tenga una
niñez justa. Del mismo modo que todo niño necesita una pequeña llamada de
atención cuando no hace algo bien, también necesita hablar y ser escuchado, animado
y amado. Estar en Sabana Yegua ha sido indudablemente una experiencia mucho más
que enriquecedora y estamos muy agradecidos por todo el apoyo recibido desde
España y la parroquia de Sabana Yegua.
Asociación Sonríe y
Crece».
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