sábado, 8 de marzo de 2014


ESPACIO DE REFLEXIÓN

¡FELIZ TIEMPO DE CUARESMA!

Estamos en el mes de marzo. El pasado día 5 celebramos el miércoles de Ceniza y con él, el inicio del tiempo de Cuaresma. La palabra Cuaresma viene de cuarenta, e indica los días que van del Miércoles de Ceniza hasta la Pascua. Es un tiempo pues de preparación de igual manera que en adviento nos preparamos para la Navidad. La Cuaresma es un tiempo de reflexión, tiempo de análisis, tiempo de valorar honestamente nuestras actitudes, nuestras decisiones, nuestro compromiso. Es tiempo de dialogar con nosotros mismos y con Dios Padre en oración de forma sincera, honesta, sin engañarnos con excusas, o justificando nuestras acciones. Es tiempo de reconocer quiénes somos sin miedos, de enfrentarnos al espejo aunque a veces no nos guste lo que podamos ver.

Sabemos que Dios no castiga, sino que es compasivo con nosotros, no tengamos miedo de reconocer qué tipo de persona somos, recordando que estamos todos en la misma barca. Aquí no hay “buenos” y “malos”, puros e impuros,  ciudadanos de primera y de segunda. Todos compartimos la misma condición humana, y por ella todos somos capaces y todos obramos actos de generosidad que hacen el mundo un poco mejor. Y también todos tenemos nuestras miserias, nuestros egoísmos. Cada uno de nosotros tenemos que descubrir estas dos dimensiones en nosotros. Si solo veo las cosas negativas pero nada positivo, tendré que mirar más profundamente en mi corazón. Y si solo veo lo positivo pero me cuesta ver mis propias miserias, también me estoy engañando y no me estoy examinando honestamente. A veces necesitamos de otras personas que con amor, comprensión y respeto nos digan aquello que deberíamos mejorar en nuestras vidas, especialmente aquellas personas que viven con nosotros y nos conocen.

Desde estas líneas pues, os invitamos a que vivamos la Cuaresma como ese tiempo de reflexión, no para hundirnos, no para deprimirnos o desesperarnos ante nuestras propias miserias o la de los demás, sino para que cuando llegue la Pascua, cuando celebremos que La Vida ha vencido a la muerte a través de la Resurrección de Jesús, podamos hacerlo de forma saludable, aceptando nuestras virtudes para así poder potenciarlas, pero también nuestras debilidades para poder cambiarlas.
El tiempo de Cuaresma es un tiempo de reflexión para conocernos cada uno de nosotros en nuestro interior, para mirarnos al espejo. No tiene que ser un tiempo triste o amargo. Que sea un tiempo de alegría y de aceptación, porque celebramos que cuanto más nos conocemos y nos aceptamos a nosotros mismos, más fácil nos será poder cambiar.

¡Feliz Cuaresma!

Esteve Redolad

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