ESPACIO DE REFLEXIÓN
LA CAMILLA
En el segundo capítulo del Evangelio de Marcos
encontramos la historia del paralítico al que cuatro hombres llevan hasta Jesús
en una camilla (Mc 2,1-12). Jesús lo cura diciéndole que sus pecados le son
perdonados: es decir, que la parálisis que lo mantenía postrado eran sus culpas
y su egoísmo. ¿Por qué dice Jesús al terminar el episodio, una vez el hombre ha
sido curado, que «recoja su camilla» (Mc 2,11)? Nos podemos preguntar, ¿para
qué la necesita, ahora que ya puede andar? Es más, ¿por qué aparece no una sino
tres veces en el texto la referencia
al gesto de recoger la camilla? Es obvio que con esta insistencia Marcos quiere
subrayar que, al irse de la presencia de Jesús, quien había sido curado de su
parálisis se llevó con él la camilla en la que había llegado. ¿Qué importancia
tiene este detalle?
Aventuremos dos respuestas. Por un lado (y esta es una explicación muy especulativa) podemos imaginar que, implícitamente, Jesús está invitando a quien fue paralítico a hacer por otros lo que aquellos cuatro hombres hicieron por él. Como si le dijera: «Llévate la camilla… para que sirva a otro como te sirvió a ti, siendo tú ahora uno de los que la conduce».
Aventuremos dos respuestas. Por un lado (y esta es una explicación muy especulativa) podemos imaginar que, implícitamente, Jesús está invitando a quien fue paralítico a hacer por otros lo que aquellos cuatro hombres hicieron por él. Como si le dijera: «Llévate la camilla… para que sirva a otro como te sirvió a ti, siendo tú ahora uno de los que la conduce».
Por otro lado, profundizando un poco más,
llevarse la camilla es el gesto que demuestra que la toma de conciencia del antiguo paralítico ha sido completa:
porque no se trata de huir corriendo del pasado, dejando la camilla tirada. No
se trata de borrar todos los signos de nuestros pasados egoísmos, ni de
enterrar en el olvido nuestros errores, sino
de integrarlos en nuestra historia. «Coge la camilla» significa: sé
consciente de quien has sido. Sabiendo, eso sí, que nuestros pecados ya no nos definen. Por eso Jesús le dice
que tome su camilla y el texto
continúa narrando que él cogió la
camilla (Mc 2,12): ya no era suya. O
lo era solamente en tanto que formaba parte de su pasado, y en este sentido es
bueno que todos carguemos sin complejos nuestras camillas; pero ya no definía
su presente, como no deberían definir nuestro presente los egoísmos de los que
nos hemos dado cuenta y hemos dejado atrás. Coger la camilla es haber integrado
completamente la experiencia pasada – con normalidad, sin hacer de sus aspectos
negativos el factor determinante de nuestras vidas.
Martí
Colom
Muchas veces, la tentación not lleva a pensar que, al ser liberados de nuestros pecados, lo mejor es olvidarnos de todo aquello, y apartarnos por completo de ello. Pero, como bien dices en la reflexion, teniendolo en la mente que hemos sido nosotros mismos pecadores y egoistas nos ayuda a seguir el camino indicado y recto. Me gusta esta reflexion.
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