ESPACIO DE REFLEXIÓN
NAVIDAD: LA FIESTA DE LA EMPATÍA DE DIOS
Ricardo Martín
En Navidad, Dios se hace humano al abrazar profundamente la experiencia
humana y hacerse uno como nosotros. En términos modernos, podemos ver la
Navidad como la fiesta de la empatía de Dios. La empatía es la capacidad de
comprender la realidad de la forma en la que la otra persona la experimenta.
Ejercitar la empatía significa ponerse en el lugar del otro y entender y compartir
la visión y los sentimientos del otro, sin juzgar. La empatía requiere de
nosotros la capacidad de estar abiertos a nuestros propios sentimientos. Creo
que ésta es una hermosa manera de reflexionar sobre la Navidad: Dios desea
compartir la gran aventura de la humanidad con nosotros. Dios se hace humano con
una apertura total a nosotros y a nuestras emociones, dificultades y alegrías.
Dios muestra su empatía total hacia nosotros.
Toda celebración litúrgica conlleva una llamada, una misión. Contemplamos y
celebramos el misterio de la Navidad, al mismo tiempo que abrazamos la misión
de ser empáticos. Si Dios se ha hecho humano en un acto de empatía absoluta,
también nosotros estamos llamados a hacernos más humanos. Y nos hacemos más
humanos cuando somos capaces de mostrar empatía hacIa los demás. Estamos
llamados a comprender más y juzgar menos; estamos llamados a compartir alegrías
y preocupaciones, en lugar de menospreciar la experiencia de los demás; estamos
llamados a escuchar y comunicar, de la misma forma que Dios nos escucha y se
comunica con nosotros.
La Navidad nos muestra la pasión con la que Dios ejerce la empatía hacia
nosotros. En la Misa de medianoche leemos la lectura de la carta de Pablo a
Tito, donde habla de un Dios que busca a un pueblo apasionado por hacer el
bien. Se nos llama a ser individuos que ejerzan la empatía con la misma pasión
con la que la ejerce Dios en el misterio de la Navidad—que es la misma pasión
con la que Jesús—el Dios hecho Hombre—vivirá el resto de su vida.
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