lunes, 18 de mayo de 2015

ESPACIO DE REFLEXIÓN

DRAMAS DE RAÍCES HONDAS REQUIEREN SOLUCIONES A LARGO PLAZO

Martí Colom

Cuando estallan conflictos, ya sea a gran escala, entre grupos sociales, étnicos o religiosos o entre individuos en una relación interpersonal, es lógico que se quieran buscar soluciones rápidas que atajen sin demora la violencia y reestablezcan la paz. El problema es que tales soluciones, que a menudo ni siquiera existirán, cuando se puedan implementar serán provisionales, parciales y deficientes: porque los conflictos suelen tener raíces muy hondas, y requieren por lo tanto remedios a muy largo plazo.


La perspectiva histórica nos ayuda a ver eso: que para comprender un brote de violencia casi siempre hay que hurgar en un pasado a veces muy remoto, y reconstruir años, décadas o incluso siglos de tensiones acumuladas, cocinadas a fuego lento, para ver exactamente lo que alimenta el conflicto presente. Las personas solo somos plenamente comprensibles desde la observación de muy largos recorridos individuales y grupales. Es por eso que no hay soluciones fáciles e inmediatas para la violencia, y que el trabajo de construir una paz sólida es lento y requiere mucha paciencia.



Nuestras pequeñas decisiones de hoy, que nos parecen intrascendentes, que en el momento de tomarlas no dan la impresión de ser nimias, están apuntando al futuro, ya sea para bien o para mal, y un día alguien podrá reconocer en ellas semillas de violencia o de pacificación, de rompimiento o de unidad, de división o harmonía. Y en efecto, como apuntábamos, eso vale tanto para conflictos sociales a gran escala como para el mundo más doméstico de las relaciones interpersonales. La discordia suele venir de muy lejos y forjarse durante larguísimos periodos de gestación: la concordia que la corrija tendrá que seguir un itinerario igualmente laborioso.

Esta certidumbre debería animarnos a querer identificar las pequeñas chispas de tensión que ocurren a nuestro alrededor en el presente, para enfrentarlas y resolverlas cuando todavía son insignificantes. Ignorarlas equivale a fomentar choques en el futuro. Hoy, un sencillo gesto a favor de la unidad y el entendimiento puede estar evitando el estallido, mañana, de graves conflictos.

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