Carmen y Ramona, de Galindo Adentro (una comunidad pequeña y de
escasos recursos de la provincia de Azua, en la República Dominicana),
recibieron cada una un lechón del programa de porcicultura de la parroquia La
Sagrada Familia. Hablábamos con ellas del cuidado y mantenimiento del animal, y
ellas nos mencionaron que hay un dicho propio de la cultura dominicana que
define los cerdos como “la alcancía del pobre”.
Muchas personas del territorio parroquial no tienen un empleo estable
que genere ingresos constantes para sus economías familiares. Por tanto, la
mayoría de las familias no pueden ahorrar para enfrentar adecuadamente momentos
de crisis y escasez. Por lo general, la gente más necesitada de la zona vive al
día, ganando su sustento sin poder crear un fondo de previsión para el futuro. Para
tratar de dar respuesta a esta situación surgió la idea de iniciar un proyecto
porcino, para ayudar a familias como la de Carmen y Ramona con un lechón. Sabemos
que para muchas de estas familias les es difícil ahorrar o poner un dinero en
una cuenta bancaria para una necesidad futura. También sabemos que cualquier
familia de escasos recursos puede tener en el solar de su casa un cerdo que
puede alimentar con sobras o deshechos de comida que consiga de los vecinos y
de sus propias casas y cultivos.
La familia recibe la inversión base, que son los animales y los crían para
luego venderlos, generando unos pequeños ingresos. Así cumplen el dicho
dominicano, y los cerdos se convierten en la alcancía del pobre. Y si no tienen
una emergencia que les obligue a vender antes de tiempo, y todo va bien, ¡los
fondos de la alcancía producen un beneficio que la familia sabe muy bien cómo
aprovechar!
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