¿SABES LEER? ¡UN “CHIN”!
Así me contestaba un niño de ocho años de la pequeña
comunidad de La Altagracia, ubicada en el suroeste de la República Dominicana. “Chín”
significa poquito, y es una expresión muy dominicana. También él quería ser
socio de la nueva biblioteca de su comunidad. Aunque apenas sabía leer, lo
aceptamos, pues no tardaría mucho en aprender y mientras tanto su madre o padre
(si sabían) podrían leer para él.
El pasado domingo inauguramos la “biblioteca” de La
Altagracia, que por ahora consiste en una caja grande llena de libros
infantiles guardada en casa de una joven de la comunidad. Es la séptima de una
red de mini-bibliotecas que estamos creando para promover la lectura en la
región, especialmente entre los niños. Gracias a múltiples donaciones, la
última de ellas de las empresas DHL y Laboratorios Ordesa y de varios amigos de
Barcelona, se han podido poner en marcha estas bibliotecas.
La central, que ya cuenta con más de 600 socios, está situada en la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua (Azua), de donde parte el proyecto; otras son unos armarios en las capillas de las comunidades rurales...y allí donde no hay capilla, la caja-biblioteca está en el hogar de la voluntaria que la atiende (como en el caso de la Altagracia).
La central, que ya cuenta con más de 600 socios, está situada en la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua (Azua), de donde parte el proyecto; otras son unos armarios en las capillas de las comunidades rurales...y allí donde no hay capilla, la caja-biblioteca está en el hogar de la voluntaria que la atiende (como en el caso de la Altagracia).
Inauguramos cada biblioteca con una sesión de
cuenta-cuentos y seguidamente todos los niños quieren ser socios para leer por
sí mismos bonitas historias como la que han oído. La cola de los futuros socios
es larga. Mientras les hacemos el carnet y eligen el primer libro que se
llevarán, tenemos que decidir si hacer socios a los más pequeños o esperar un
poco. Si la mamá o papá están presentes y saben leer, podemos animarles a contar
cuentos a sus hijos antes de ir a dormir. Si no, quizás un hermanito lo pueda
hacer...la cuestión es que tengan la oportunidad de llevar un libro a su casa y
que alguien lo lea. Cuando los niños obtienen el carnet y pueden ya elegir un
libro, su emoción contenida les delata y salen corriendo hacia su casa,
seguramente a enseñar el libro llenos de orgullo a sus padres y a sus amiguitos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario