jueves, 9 de mayo de 2013


ESPACIO DE REFLEXIÓN

Vivir en Evangelio

Hablamos a menudo de que los cristianos intentamos vivir el Evangelio. Quizá podríamos decir también que lo que intentamos es vivir en Evangelio, para enfatizar que el mensaje de Jesús no es tanto una doctrina como un estilo: es una manera de estar en el mundo, de situarse en la vida y ante los problemas y oportunidades y tragedias y maravillas de cada día. “Vivir el Evangelio” subraya o por lo menos insinúa que ante todo hay un “programa”, una disciplina, que nosotros queremos poner en práctica y seguir. “Vivir en Evangelio” abre nuestra comprensión a una realidad más ancha, expresa una realidad más amplia y más plural: indica que lo que hacemos es experimentar cualquier aspecto de nuestras vidas en clave cristiana, desde las coordenadas de Jesús. Lo que hace cualquier persona es, naturalmente, ante todo, vivir: y nosotros vivimos nuestra humanidad, nuestras relaciones, los vaivenes de nuestros procesos personales, las dudas, las decisiones, los miedos, los aciertos, las alegrías, las angustias, la felicidad, los contratiempos, la esperanza, las incertidumbres, el agradecimiento… todo, todo, iluminado por la luz suave y penetrante del Evangelio que nos dejó Jesús. Así, nuestra vida sería menos una lista de preceptos y más una perspectiva desde la que vemos todo lo que nos pasa, perspectiva que nos ayuda a elaborar nuestras propuestas, nuestros horizontes. Decir que queremos “vivir el Evangelio” no es desacertado, pero decir que “vivimos en Evangelio” quizá sea más correcto.  

                                                                                Martí Colom

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