jueves, 1 de mayo de 2014

A FONDO

DIOS: ¿COPYLEFT?

La palabra copyleft comenzó a utilizarse en los años setenta por oposición a copyright y como deformación humorística de ésta, jugando con el significado de right (“derecho”) en este compuesto e incluso con su acepción política (right también significa “derecha”). El copyleft sería de este modo la reivindicación de la libertad, frente al copyright o derechos de autor. Al mismo tiempo, el componente -left también se asocia con el significado que posee como participio de to leave (“dejar”): toda creación que se difunda con esta filosofía se deja a disposición del público para que se pueda utilizar libremente de manera indefinida[1]. Se usa principalmente en el ámbito informático pero también en la creación literaria y artística para garantizar el derecho a utilizar un material creado, manteniendo esta libertad de difusión.



Sin entrar en la complejidad del tema de la creación artística y los derechos de autor, hace unos días pensaba: ¿no será Dios copyleft? Un amigo experto en el Nuevo Testamento decía que a menudo nos empeñamos en aprisionar a Dios dentro de nuestros esquemas mentales, encorsetarlo dentro de la idea que de él nos hemos hecho. Pero Dios es tan inabarcable e incomprensible para nosotros que debemos estar muy atentos en no restringirlo a nuestra pequeña visión personal,  y no usarlo para defender una u otra postura o pensamiento. Así también ha sucedido y sucede, es bien sabido, no sólo en la Iglesia Católica y entre los cristianos de distintas denominaciones, sino también en otras religiones. Cuánto dolor y desastre hemos causado, demasiadas veces, poniendo a Dios de parte de unos y no de otros, atribuyéndole características que beneficiaban a nuestros intereses… Si algo es Dios, es mucho “in…”: inconmensurable, indescriptible, ¡inaudito!

Sabemos de sobra que los planes de Dios muy a menudo van por caminos distintos a los nuestros, y se basan en categorías y valores difíciles de entender por nosotros. Así lo expresa, por ejemplo, la parábola del Evangelio del propietario generoso  que terminada la jornada decide pagar el mismo salario a los jornaleros que trabajaron todo el día y a los que apenas trabajaron unas horas (Mt 20, 1-16). Dios es tan libre que es difícil incluso imaginar las caras que pondrá (¡si es que Dios pone caras, pues darle configuración humana sería ¡restringirlo una vez más!) cuando tercamente queremos hacerlo a nuestra medida, que encaje con nuestros esquemas y cuando le queremos poner el sello de nuestra religión: el copyright… Me lo imagino esbozando una sonrisa y pensando… “‒Pero, ¿es que no os dais cuenta? ¡Soy copyleft!”

Dolors Puértolas


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