jueves, 4 de julio de 2013

ESPACIO DE REFLEXIÓN

La sutil persistencia de Dios

Podríamos llamar a Dios “el sutil persistente”. En su trato exquisito con nosotros, Dios nunca es tosco, grosero ni obvio. Es sutil. Su presencia es aquella brisa suave del profeta, que fácilmente nos podría pasar por alto, que hay que tener una sensibilidad especial para detectar. Dios, respetuoso de la autonomía que nos ha dado, no irrumpe con violencia en nuestras vidas. Y sin embargo, es tenazmente persistente. Sutil, sin duda, pero persistente en su presencia constante, en su acompañamiento, en su amor. Descubrir la sutil persistencia de Dios es una aventura llena de dicha.

                                                                                Martí Colom


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