sábado, 25 de octubre de 2014

UNA GRAN FIESTA: AGUA PARA CAÑADA DE PIEDRA Y LA ALTAGRACIA (REPÚBLICA DOMINICANA)

Hace ya once años que Florinda y “El Ciego”, como así apodan todos cariñosamente a Bienvenido Mancebo, se pusieron en marcha para conseguir un sueño: agua para sus comunidades. Cañada de Piedra y La Altagracia son dos “campitos” de la parroquia La Sagrada Familia en los que viven unas quinientas personas, y nunca habían tenido agua potable. Las mujeres caminaban hasta dos kilómetros para llegar al pozo, teniendo que cruzar una carretera estatal, con el peligro que ello conllevaba (y de hecho se produjeron accidentes en múltiples ocasiones).  Cargaban bidones de 20 litros hasta sus casas, y administraban el agua con mucho cuidado porque sabían bien que cuanto más rápido la gastaran más pronto tendrían que volver a caminar bajo el sol, a por más.
Hoy se ha hecho realidad el sueño de Florinda y Bienvenido. Tras años de visitas a instituciones y autoridades, presentar cartas, organizar comisiones para dialogar con las autoridades, y decenas de reuniones, obtuvieron respuesta: hace un par de años la Fundación para el Desarrollo de la Diócesis de San Juan de la Maguana (FUNDASEP), junto a Manos Unidas, Nuevos Caminos y la Parroquia La Sagrada Familia de Sabana Yegua identificaron un proyecto integral en el que el agua era un componente esencial. El acueducto de Cañada de Piedra-La Altagracia era la necesidad más acuciante.
Han sido 18 meses de trabajo de brigadas voluntarias construyendo la protección de un pozo que ya existía, abriendo zanjas bajo el sol, instalando tuberías y levantando un depósito con una capacidad de 50,000 galones (casi 200m3). Dieciocho meses de supervisión técnica por el personal de FUNDASEP y la Parroquia, y en definitiva 18 meses de “mucha lucha”, como dicen aquí.

Desde hoy todos los hogares de estas dos comunidades rurales (un total de 123 familias) tienen una pileta y grifo a domicilio. Saben el esfuerzo y el dinero que ha costado el acueducto y han organizado un sistema para asegurar su buen funcionamiento, así como la distribución del agua –que por ahora fluirá varias horas al día de manera inter-diaria. Todos llenarán tinacos, cubos y contenedores para disponer de este bien y no dejar que se desperdicie ni una gota.  El agua cambiará sus vidas y las de las futuras generaciones.

Hoy celebramos el éxito de este proyecto con una gran fiesta: hubo cantos, bailes, dramatizaciones, alegría, y la bendición de Dios, que quiere una vida digna para todos. Agradecemos a Florinda, a “El Ciego” y todos los miembros de estas dos aldeas su esfuerzo y dedicación, que han hecho posible que hoy el agua llegue a todas sus casas.

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