lunes, 13 de julio de 2015

ESPACIO DE REFLEXIÓN

INMIGRACIÓN: EL BOTE SALVAVIDAS O LA ALDEA GLOBAL
Esteve Redolad
Recientemente la República Dominicana ha ocupado algunos (no muchos) titulares de la prensa internacional por la planeada deportación de inmigrantes indocumentados de Haití. Con ella se abre de nuevo el debate sobre inmigración, protección de fronteras, derechos humanos, racismo e intolerancia. El tema es complejo, y obviamente afecta no solo a la RD sino a muchos otros países de todo el mundo.
En líneas generales existen dos enfoques sobre este problema. Por un lado los que reticentes al movimiento migratorio enfatizan el respeto a la legalidad, la soberanía nacional y el desequilibrio social y económico que representa la inmigración. Por otro lado los que defienden los derechos humanos, la integración social y cultural y la solidaridad.

Son dos puntos de vista que pueden ser matizados e incluso combinados, pero en el fondo expresan dos visiones del mundo distintas, cada una con su propia metáfora: Por un lado la del Bote Salvavidas y por otro la de la Aldea Global. En la primera los inmigrantes son nadadores en busca de salvación hacia un bote ocupado (para muchos ya lleno), donde rescatar a supervivientes es un peligro para los que ya están dentro y en consecuencia también para los que quieren ser rescatados. En la segunda el mundo es visto como una aldea, donde cada uno contribuye en el crecimiento de la misma y al mismo tiempo la necesita. Los que se van incorporando a la Aldea Global no son una amenaza sino una oportunidad.
El primero parece ser un argumento duro pero práctico y realista, el otro parece una visión ingenua, idealista e irrealizable.
El demógrafo Malthus predijo que el mundo quedaría sin recursos y superpoblado para el año 1880 (por aquel entonces la población mundial era de 1.500.000). En los cálculos matemáticos de Malthus no preveía el avance tecnológico y científico en áreas como la producción agrícola o la medicina. Seguro que para él y sus conciudadanos, muchos de estos logros del siglo XX serían en sus días sólo ideas ingenuas, idealistas e irrealizables.
Una de las facetas más fascinantes de la especie humana es su capacidad de adaptarse y adaptar su entorno para enfrentar nuevos retos. Si la inmigración se enfoca desde el punto de vista de la competencia por los recursos (naturales, económicos, laborales, culturales o sociales), entonces la inmigración es una amenaza. Si la inmigración se vislumbra como un desafío fruto del dinamismo, del crecimiento y del enriquecimiento de estos recursos, entonces la inmigración es una oportunidad.

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