ESPACIO DE REFLEXIÓN
INFORMACIÓN Y SABIDURÍA
Quizá
en nuestro tiempo, tan marcado por el extraordinario impacto de las nuevas
tecnologías y en especial de la red digital, habría que recordar la simple
verdad de que información no equivale a sabiduría. Y que por lo tanto, el hecho
de que hoy seamos la humanidad más informada que jamás ha existido no garantiza
que seamos la más sabia. Lo cual no significa, por supuesto, que debamos
renunciar a estar bien informados acerca del estado de nuestro mundo. Pero hay
que ser conscientes de que acumular datos es una cosa y saberlos procesar y
relacionar de manera que produzcan sentido es otra muy distinta. Sí es cierto, además,
que en la medida en que invirtamos más y más horas del día en recopilar
información nos irá quedando menos tiempo para meditar sobre el significado de
la información que hemos acumulado.
También es indudable que si por sabiduría entendemos
la habilidad de algunas personas por señalar verdades universales que orienten
nuestras vidas hacia la alegría y la plenitud, debemos admitir que tales
personas han existido en épocas y contextos donde gozaban de muchísimas menos
fuentes de información que hoy. En cualquier caso, convertirnos en
enciclopedias u ordenadores ambulantes tampoco sería una meta muy envidiable,
en especial cuando un ordenador siempre podrá acumular más datos, y con
infinita más precisión, de los que pueda almacenar nuestra memoria. Lo que la
máquina nunca sabrá hacer y en cambio sí nos parece que es una meta que vale la
pena perseguir es, con humildad y perseverancia, intentar alcanzar destellos de
sabiduría duradera que nos orienten y puedan orientar a otros hacia una mejor
comprensión de lo que significa ser personas y ser sociedad.
Martí Colom
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