jueves, 10 de julio de 2014

ESPACIO DE REFLEXIÓN

INFORMACIÓN Y SABIDURÍA

Quizá en nuestro tiempo, tan marcado por el extraordinario impacto de las nuevas tecnologías y en especial de la red digital, habría que recordar la simple verdad de que información no equivale a sabiduría. Y que por lo tanto, el hecho de que hoy seamos la humanidad más informada que jamás ha existido no garantiza que seamos la más sabia. Lo cual no significa, por supuesto, que debamos renunciar a estar bien informados acerca del estado de nuestro mundo. Pero hay que ser conscientes de que acumular datos es una cosa y saberlos procesar y relacionar de manera que produzcan sentido es otra muy distinta. Sí es cierto, además, que en la medida en que invirtamos más y más horas del día en recopilar información nos irá quedando menos tiempo para meditar sobre el significado de la información que hemos acumulado.

También es indudable que si por sabiduría entendemos la habilidad de algunas personas por señalar verdades universales que orienten nuestras vidas hacia la alegría y la plenitud, debemos admitir que tales personas han existido en épocas y contextos donde gozaban de muchísimas menos fuentes de información que hoy. En cualquier caso, convertirnos en enciclopedias u ordenadores ambulantes tampoco sería una meta muy envidiable, en especial cuando un ordenador siempre podrá acumular más datos, y con infinita más precisión, de los que pueda almacenar nuestra memoria. Lo que la máquina nunca sabrá hacer y en cambio sí nos parece que es una meta que vale la pena perseguir es, con humildad y perseverancia, intentar alcanzar destellos de sabiduría duradera que nos orienten y puedan orientar a otros hacia una mejor comprensión de lo que significa ser personas y ser sociedad.

Martí Colom

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